Fue otra vez un Néstor Kirchner puro. Sin vueltas. Aguerrido y contradictorio. Llevó el discurso a límites peligrosos. El ex presidente habló desde La Plata para relanzar la denominada Concertación Plural y convocar a la unidad y la mayor amplitud del arco político. Pero a la vez no dejó a enemigos en pie y sus palabras quedaron lejos de un país con horizontes de unidades y pluralidades.
Apuntó contra el vicepresidente Julio Cobos, Elisa Carrió, la Alianza y los Estados Unidos. Fueron acusaciones duras que serán difíciles de remontar si es que Kirchner quiere de verdad construir un país con diversidad de opiniones.
Con Cobos, el ex presidente llevó el discurso al límite. Se amparó de las supuestas lealtades de los vicepresidentes de Alfonsín, de Menem y de De la Rúa para justificar la renuncia de Carlos Chacho Alvarez motivado por sus convicciones personales contrarias al gobierno aliancista. Aunque allí remontó de inmediato y aclaró que no le estaba pidiendo la renuncia de Cobos. Dijo que le pedía "recapacitar" en el proyecto que acompañó en 2007. Pero las palabras pesan y quedan en el imaginario colectivo de un país que aun no borró las imágenes de la crisis de 2001.
También le pidió a Cobos que denuncie qué "sectores oscuros" pretendían que el Gobierno se cayera. Lo hizo en referencia al planteo previo de Cobos que había mencionado que por su voto en contra de la resolución 125 del campo impidió que haya un estallido social.
A Carrió le adjudicó el armado de una alianza de derecha y la acusó de golpista. Está claro que Kirchner dejó entrever allí su fuerte malestar por el crecimiento del armado de la oposición. Sus palabras hirientes hacia este sector desnudan un Kirchner que se desespera ante tantos dirigentes reunidos casi por primera vez en su contra.
No faltaron menciones duras a la prensa. Kirchner disfruta cada vez que acusa y le pega a la prensa. Atacó a La Nacion y a sus periodistas. Nada nuevo. Sólo que sus palabras suenan otra vez contradictorias. Habla de un país democrático y libre pero le molestan las críticas que se le hacen desde la prensa.
En su fuerte ofensiva embistió a la vez contra los Estados Unidos que por las críticas contra el proyecto de ley de blanqueo de capitales acusó a los norteamericanos de "levantar ciudades con el dinero del narcotráfico".
Cuesta pensar en el relanzamiento de una Concertación Plural con un discurso que suma tantos enemigos y lleva al límite las palabras. Vuelve el Néstor Kirchner de antes, de cuando estaba al frente del Poder Ejecutivo. Sólo que ahora gobierna su esposa, Cristina Kirchner y lo hace claramente bajo la sombra del ex presidente.
Por Martín Dinatale
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