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Marsans sostuvo que el Gobierno planea una "confiscación" (lanacion.com)
La lucha entre la empresa española Marsans y el Gobierno Nacional continúa. Vicente Muñoz, director corporativo del grupo Marsans y propietario de la mayoría de acciones de Aerolíneas Argentinas, ratificó hoy que la compañía presentará acciones judiciales contra el Estado ante cortes internacionales y tribunales argentinos si se confirma la expropiación de sus acciones.
Muñoz afirmó que en realidad el Estado no planea una expropiación, sino lisa y llanamente una "confiscación", y lo acusó de no reseptar el acta acuerdo firmada en junio pasado, cuando se resolvió que cada parte podría un tasador de la empresa y si no se ponían de acuerdo, recurrirían a un tercero.
Indicó a radio Mitre que "el Estado [argentino] se ha negado a un tercer valuador" y se preguntó por qué razón, si cree que su tasador ha puesto un precio justo, "tiene miedo" a una tercera opinión.
"Nuestra posición es obviamente ejercer nuestros derechos. No entendemos que sea una expropiación, sino una confiscación. En julio firmamos un acta acuerdo donde nos comprometemos a vender y el Estado a comprar", remarcó el ejecutivo.
Además, subrayó que allí se especificó que "el estado nombraba un valuador, nosotros otro, y si no nos poníamos de acuerdo un tercero", pero puntualizó que el Gobierno "se ha negado" a esta posibilidad.
"¿Por qué el Estado no lo hace si está tan seguro que la tasación es correcta? ¿Qué miedo tiene a una tercera opción?", cuestionó el directivo de Marsans.
En consecuencia, aseguró que el conflicto continuará "tanto en la Corte Internacional como las cortes de justicia argentina". "No podemos consentir que se apropien sin pagar un precio justo", afirmó Muñoz.


Qué tiene y cuánto cuesta el placard de la Presidenta (Perfil.com)
Para vestirse a tono con su necesidad de entre tres y cinco cambios diarios de ropa, Cristina Fernández de Kirchner hizo cargar medio centenar de equipos completos (y monocromáticos de pies a cabeza) en el Airbus 340 que le alquiló a Aerolíneas Argentinas para su actual gira internacional, que arrancó en el otoño de Washington y terminó en Libia con su entrevista con el polémico líder de ese país, Moammar Ghaddafi.
El dato es parte de un completo informe titulado "El placard de una presidenta" que la revista Noticias publica en su edición de este viernes, en el que, con textos e infografías, se precisa de qué manera la suma de lo gastado por la mandataria en ropa en 2008 superará largamente el millón de pesos.
La nota permite también conocer las repercusiones que semejante presupuesto ha tenido en la prensa extranjera, que parece observar mucho más este afán vestuarista que la argentina. El diario español El Mundo, por ejemplo, llegó a preguntarse "cuánto tiempo invierte en comprarse tanto zapato forrado del mismo color que sus trajes".
Por su parte, el italiano Corriere de la Sera tomó nota de esta suerte de obsesión en junio pasado, cuando la Presidenta asistía a la conferencia sobre seguridad alimentaria mundial convocada por las Naciones Unidas. La nota, titulada "Visita a Bulgari antes de la cumbre", aseguraba que Cristina había comprado un menú considerable de alhajas, lo que el vocero Miguel Núñez se esforzó en negar mediante la agencia oficial Télam.
Lo cierto es que, mientras la canciller alemana Angela Merkel y la presidenta chilena Michelle Bachelet atienden varias entrevistas con la misma ropa, para el final de su mandato Fernández de Kirchner habrá alcanzado una cifra de atuendos lucidos digna del libro Guiness de los récords: unos 3000 conjuntos. ¿Se deberán a esto sus habituales llegadas tardías a fotos y reuniones con otros mandatarios?


Geithner, decepcionado con Cristina (lanacion.com)

La Argentina tendrá en el nuevo secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, un conocido, aunque no necesariamente un amigo y mucho menos alguien convencido de las políticas adoptadas en los últimos años por el Gobierno.
Geithner tuvo una relación proactiva hacia la Argentina en el Tesoro durante la era Clinton y, luego, como director del Departamento de Desarrollo de Políticas y Revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y como presidente de la Reserva Federal de Nueva York.
En 2007 tenía expectativas positivas sobre la entonces aspirante a la presidencia Cristina Fernández de Kirchner y por esa razón le organizó un desayuno en septiembre, en plena campaña electoral argentina, con importantes ejecutivos norteamericanos. El discurso de la candidata oficialista en ese encuentro "lo impresionó, porque le pareció una persona inteligente que tenía la decisión de hacer las cosas bien y a la que había que brindarle el beneficio de la duda", según una persona de gran confianza de Geithner.
Sin embargo, tras las elecciones, no tardó en decepcionarse y adoptar un tono muy crítico sobre el rumbo económico, como la mayoría de los analistas locales y extranjeros de diversas corrientes ideológicas.

Más allá de los Kirchner, Geithner mantiene una visión crítica sobre los pilares de la economía local:

   * El país no tiene instituciones fuertes y por lo tanto está demasiado expuesto a los cambios del ciclo económico.

   * El nivel de apertura comercial es demasiado baja respecto del tamaño de la economía.

   * La tasa de evasión es inaceptable para un país de desarrollo medio.

   * El sistema financiero no funciona en forma adecuada.

En cuanto a la mala relación de la Argentina con el FMI, Geithner es un defensor a ultranza del multilateralismo, aunque critique la pasividad del organismo de crédito en los últimos años.
Por esta razón, si la Argentina retoma alguna vez la negociación de la deuda impaga con el Club de París, le pedirá al Gobierno que participe el organismo de crédito.
Esa es la misma actitud que lo guió como negociador del blindaje financiero con el gobierno de la Alianza en 2000: fue uno de los que más apoyaron dentro del Tesoro que conducía Larry Summers la necesidad de un paquete del FMI que cubriera la mayoría de los pagos de la deuda en medio de la crisis, ante la desconfianza del mercado privado.
A diferencia de economistas como Joseph Stiglitz, que critican la "dureza" del FMI, Geithner cree que el organismo fue indulgente con la Argentina desde 1998, cuando los bancos le prestaban mientras el país no crecía pero la deuda y el gasto aumentaban exponencialmente.
Tiempo después admitió que el país pudo manejar la situación en 2002 mejor de lo que pensaban los analistas en el exterior, por una "fortaleza política" que fue subestimada, pero al mismo tiempo opinó que no se aprovechó esa oportunidad para generar un crecimiento más sano.


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